El hecho es que hace un tiempo -¿un mes? ¿dos meses?- le mandé un mail a LlaveInglesa que rebotó al instante. Post delivery failure, sarasa.
Otro hecho es que cuando me pasan ese tipo de cosas, yo siempre pienso que son señales. Si me tengo que encontrar con alguien y nunca aparece el colectivo, es señal de que ese encuentro no debería realizarse; si mando un cv a una dirección de mail y rebota, no lo reenvío un par de días después sino que pienso que el trabajo ese no es para mí; si un día decido salir a correr todas las tarde y ese mismo día salgo a la calle y me doblo el tobillo, es señal de que no paro de autoboicotearme. En mi lado de la cama nada es casual, todo es producto de sincronicidades energéticas o conspiraciones ocultas.
Entonces sí, ponele que soy una boluda que anda viendo señales por todos lados, sé que no soy la única. El problema es mi actitud posterior a la aparición de la señal. Me obsesiono con todo lo que tenga que ver con la cuestión.
Volvamos al hecho, entonces. Le mando un mail, rebota, yo lo tomo como una señal de que no debería tratar de contactarlo. Hasta ahí, hubiese pecado de estúpida y nada más. Pero no, la obsesión cae como una sombra sobre mí y hace que empiece a pensar en LlaveInglesa más de lo debido. Que cómo estará, se habrá quedado enojado conmigo, se habrá muerto, todas las conjeturas posibles. Y con eso no alcanza, empiezo a investigar con el arma más eficaz: google. Me entero, pues, de que cerró sus blogs y de que, en efecto, ya no usa la casilla de mail que yo tenía para contactarlo. Y ahí está, frente a mis ojos, su nueva casilla; pero no, ¿cómo le explico toda mi travesía cibernética sin que piense que soy una demente? Me quedo en el molde y le ruego a todos los santos que la vida me lo vuelva a poner en el camino, por lo menos por un ratito.
Durante los últimos meses pensé en él, sí, pero siempre como parámetro de. Ya lo tenía en el cajón de las causas perdidas.
Hoy, cuando me conecté al messenger, me apareció el cartelito que avisa que un nuevo contacto quiere que lo agregues. Era esa, la dirección que había descubierto durante mi labor investigativa, su nuevo mail. Así que, sonriendo, lo acepté. Después, un mail suyo con un par de guarangadas como para que no me olvidara de que por algo lo llamamos LlaveInglesa, y mi sonrisa, enorme.
LlaveInglesa is back, una vez más. Y no podría haber llegado en mejor momento.
Empiezo a pensar que este muchacho es una especie de ángel de la guarda.
Take a good look, take a photo. Write about it in your tiny notebook.
lunes, 14 de julio de 2008
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2 comentarios:
Ea ea! Un brindis por llave inglesa que nos viene a "alegrar" la vida!
indigo: brindo!
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