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jueves, 20 de marzo de 2008

Cuando sea grande, quiero ser Anna O.

Entonces, venía Tomás a buscarme. Porque se arrepentía de haberme dejado, parece. Yo, que tengo mucho ego y poca memoria, le decía "ok, tratemos de ver qué se puede hacer con esto". Como en todos los sueños, la trancisión entre un hecho y otro suele ser confusa u olvidada, así que de repente estábamos en mi cama, a punto de garchar. Él tenía los ojos abiertos y me miraba y sonreía, como siempre cuando garchábamos. Pero esta vez, cuando lo veía a los ojos, no sentía cosas lindas. Me sentía expuesta, "desnuda" en el mal sentido. Como apoyada en la pared con el pelotón de fusilamiento en frente. Me acostaba, dándole la espalda y el explicaba que no iba a poder hacer nada, que estaba muy dolida como para olvidarme de todo. Miraba por la ventanita de mi cuarto, mientras lloraba, me iba quedando dormida. Después, me desperté.
Más o menos lo mismo me pasó una vez con un ex en la vida real. Mientras salíamos me trataba mal y hasta llegó al punto de no darme besos ni de expresar su afecto de ninguna manera entendible. Como 3 años después de que lo mandara a freír churros, empezó a llamar por teléfono a la casa de mi abuela y a lo de mis viejos. Parece que el chabón estuvo trantando de encontrarme durante un tiempo, pero como en mi familia nadie avisa nada, yo recién me enteré de todo unos meses después. Hice memoria, me acordé de su dirección de mail y le escribí, preguntándole qué quería. La cosa es que unos días después, yo estaba tomando un cabernet increíble en su departamento. Y la otra cosa es que unas horas después, después de un malbec tan increíble como el previo cabernet, yo estaba medio en pelotas en su cama. Y ahí, mientras el discapacitado emocional que me había hecho llorar tantas veces, que me había hecho sentir una basura, me pedía perdón y me llenaba de halagos, se me cerró el pecho, empecé a toser descontroladamente y a vestirme a las apuradas. Me acompañó a la parada del colectivo. Mejor dicho, me persiguió hasta la parada del colectivo. Yo sólo le podía decir "no te voy a perdonar nunca".
¿Qué puedo decir?
Soy una auténtica pelotuda.

5 comentarios:

yo dijo...

siempre que sueño con una mujer terminamos garchando.
no me quejo.

¨ce_ dijo...

Pelotuda hubieras sido al quedarte ;)

Bella dijo...

Por qué las mujeres tenemos esa tendencia autodestructiva? Si te hizo mierda en el pasado, y juraste y perjuraste que no lo querías volver a ver a menos que sea en un ataúd... POR QUÉ SEÑOR, POR QUÉ?

Cel dijo...

yo: Siempre? wow. Claro que no es para quejarse!

ce¨_: Bueno... eso también. Pelotuda fui al ir.

bella: En algún lugar, tenía planeada toda una venganza. Me salió el tiro por la culata, as usual.

¨ce_ dijo...

¡Si supieras cuánto te entiendo!
Volver a salir con un tipo que te lastimó es como volverte a poner esos zapatos que te sacan ampollas...