El otro día se subió al 141 un chico de más o menos 15 años. Se sentó al lado mío y sacó un papelito doblado del bolsillo. Era una cartita de amor, escrita con esa letra toda redonda que tenemos las chicas a los quince años. El se llamaba Sergio, ella Micaela. Y el punto de la "i" en "Micaela" era un corazón.
La estuvo leyendo una y otra vez durante todo el viaje. Y flor de viaje, desde Lugano hasta Caballito, no la pude leer entera porque medio que Sergio me la ocultaba. Pero sí entendí que ella estaba muy contenta de estar con él y que la espera havia (sic) valido la pena.
Hace como tres años que no escribo una carta de amor.
Y ahora me pregunto ¿alguien en algún colectivo habrá espiado que yo le decía a ese chico que quería tanto que lo iba a recordar cuando fuese vieja, tuviera muchos gatos y uno naranja se me acostara en el regazo toda las tardes para que lo acariciara? o peor ¿alguien en un micro a Retiro habrá leído mi declaración de odio a ese mismo chico que tanto quería, mi tristeza, mi angustia y se habrá puesto de mi lado?
Nunca nadie me escribió una carta. Qué pena, che.
Take a good look, take a photo. Write about it in your tiny notebook.
viernes, 25 de abril de 2008
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4 comentarios:
Somos dos. Pero yo no escribí cartas de amor tampoco, así que... Es dar para recibir, aunque [claramente] no siempre.
a mi si me escribieron, pero la tiré el año pasado, cuando me mudé y no tenia lugar para los zapatos...
blogger killed the declaration of love
bella: a veces se recibe de ooootras maneras, por suerte.
vic: sos tremenda vos, eh.
tacho: who? me?
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