Ayer, mientras revolvía libros en Parque Rivadavia con Nat me acordé de algo que solía hacer.
Cuando empezaba a salir con un chico, a la segunda o tercera cita, si pasabamos por una librería, le pedía de entrar y le preguntaba qué libro me regalaría. No quedaba como un pedido encubierto porque en esa época no aceptaba que me pagaran ni un café, simplemente quería saber qué se imaginaban de mí.
Tomás entendió de una, me prestó The bell jar de Sylvia Plath y me leía párrafos de La mujer rota de Simone de Beauvoir. Yo le presté Cómo ser buenos, de Nick Hornby y todavía debe seguir en su biblioteca, nunca me lo devolvió.
Un psycho con el que salí cinco meses estaba seguro de que yo leía Stephen King y Wilbur Smith. Qué puedo decir, el sexo era bastante bueno y siempre tenía porro en un cajón.
Otro, el veterano con descendencia y casa en Olivos, me presentó a Bukowski y a Kerouac. También tenía porro siempre y hablaba sin parar. Nunca supe por qué no duró, una pena.
Del resto no me acuerdo, capaz ni hablamos de libros.
Ayer, mientras revolvía libros en Parque Rivadavia con Nat, un chico le compró La conjura de los necios a su novia. Me dio mucha envidia.
Take a good look, take a photo. Write about it in your tiny notebook.
lunes, 28 de enero de 2008
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5 comentarios:
Podés creer que estoy leyendo la conjura de los necios ahora???
Que buena idea la de las librerías!
pau: si me decís que te lo compró un chico ayer a la tarde en el parque Rivadavia, no te creo nada... Ese libro es buenísimo! Que lo disfrutes!
Yo te regalaría "El lobo estepario" no sé por qué.
Y pensar que algunas minas te ponen delante de una vidriera para ver qué jean o musculosita le regalarías.
bicho raro: mmmm no sé si volvería a leer el lobo estepario, cumplió un papel muy importante, pero hace mucho ya. Si es de Hesse, elegiría Narciso y Goldmundo, sin dudarlo.
tacho: es que esas toman gancia con limón o daiquiri de frutilla. hay de todo y para todos.
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